Volver a la quinta parte Sexta parte La velada a tres, entre Ánima, Amonio y Omonia, no tuvo desperdicio alguno, pues fue un tenso intercambio de miradas intencionadas, mensajes cifrados y palabras con doble sentido. —Bueno, Amina, digo, Ánima ¿Cómo llevas tu estancia en Gardenia? Alejarte de tu familia buscando un porvenir no ha tenido que ser nada fácil. Desde luego, la ausencia de un sello puede generar un verdadero trauma para toda la vida —comentó torpemente Omonia. —¡Mamá! Vas a incomodarla —la interrumpió Amonio. —¿Por no tener un sello? —contestó Ánima a Omonia—. ¿Incomodarme? No, no, para nada me incomoda —confirmó la joven dirigiéndose a Amonio e intrigada por la información obtenida. —Lo lamento, la muerte temprana de unos padres y el exilio de Haliferol no deben de ser situaciones nada fáciles para una chica de tu edad. Te habrá costado mucho tirar hacia adelante —corroboró la madre del joven. En ese momento, el rostro de la joven lo decía todo. La incredulidad con la que Á...